domingo, 18 de febrero de 2007

EL CAMINO DE LA MADUREZ



De los 35 a los 45 años, nos encontramos en la mitad del camino de la vida, en lo más íntimo de nuestro ser empieza a registrarse un cambio en las percepciones de la seguridad y el peligro, del tiempo y no tiempo, de la actividad y el estancamiento, del yo y de los otros.

En este punto del camino nos detenemos a pensar que ha sido nuestra vida y que deseamos para ella, de ahora en adelante, si hemos sido felices con lo que hemos logrado o si deseamos alcanzar otras metas. Eso es la vida, un constante cambio, tomamos lo bueno y dejamos lo malo en el pasado, tratamos de no cometer los mismos errores y los ya cometidos, los tomamos como experiencia para el futuro.

Avanzamos por un túnel, lleno de tropiezos, pero levantamos y seguimos con mas fuerzas, con mas deseos de salir a la luz.

En estos momentos de la vida, sufrimos una crisis de autenticidad, sentimos un miedo repentino y profundo, cuando avanzamos por ese túnel, esa oscuridad nos desarma, pero poco a poco andamos buscando una luz, cuando al final la encontramos reunimos nuestros fragmentos en una renovación, depende de nosotros mismos encontrar esa luz y florecer en el camino.

En ese trance de nuestra vida hay momentos en los que nos sentimos deprimidos y es cuando buscamos alternativas, que nos alegren la vida y nos estimulen a poder continuar con mas fuerzas.

Cuando en este túnel, estubimos muy cerca de la muerte, volvemos a la vida, con deseos de hacer muchas cosas, tenemos una perspectiva distinta del mundo que nos rodea, vivimos intensamente cada momento, nos convertimos en egoistas, por el deseo de vivir, de hacer realidad nuestros sueños, esos sueños que nos dan vida, esos que nos dio Dios en una nueva oportunidad.

Apreciamos la naturaleza, al hombre, a todo lo que nos rodea y queremos vivir cada minuto como si fuera el último. Sentimos que aún nos queda mucha vida por vivir, pero que para seguir avanzando por el túnel de la vida, debemos conseguir un verdadero motivo, que nos de fuerza para seguir adelante, una mano amiga que nos ayude a levantar despues de las caídas, un hombro y unos brazos que nos hagan sentir queridos y valorados, unos ojos brillantes que nos ayuden a conseguir la luz del camino.

Sabemos que despues del túnel , viene la luz, un nuevo camino que emprender, pero no sabemos, si será mas tranquilo o mas agitado, si tendrá flores para respirar su aroma o espacios áridos que nos harán sentir cansados y con sed y nos hagan desfallecer.

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